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sábado, junio 24, 2006 Me busco, no siempre, a veces lo cotidiano me sobrepasa; pero algunas veces me busco, me trato de identificar entre el mar de creencias, sensaciones, represiones, cultura. Intento aislar mi yo del todo, buscar mi esencia. Me pasa cuando me intuyo solo, cuando no me reconozco, cuando actúo de una forma que siento extraña. Como ahora. Empiezo a descartar cosas, a reconocer las que no me son propias. No mucho después me encuentro con nada, no soy nada, he quedado reducido a un punto geométrico. No quedan más que relaciones, de ese punto infinitamente pequeño, con el mundo. Esas relaciones que yo creía propias, que yo llamaba yo, ahora me son ajenas, me deshago en ellas. Prendo un cigarrillo que ya no creo haber prendido yo, y me dispongo a intentar disfrutar de no ser. O, pienso ahora, de ser a la manera hegeliana. Soy mismidad igual a mí mismo que igualo conmigo mismo, lo otro que mí mismo, digo en voz baja y me río. Prudentemente me prometo no contarle a nadie, y decido abrir una botella de vino; tal vez se me pase, el alcohol me suele permitir apropiarme de todo eso que acabo de abandonar. Estoy mucho mejor, ahora ya me convencí: está bien, soy lo que soy en relación a lo demás, pero ese soy yo. Todo vuelve a tener sentido, me vuelvo a tener, me vuelvo a encontrar. Me encuentro también con mis problemas, y los textos de Foucault que quiero leer. Ni siquiera llego a buscar mis textos que me asalta otra duda: soy lo que soy en relación a lo demás, pero ¿por qué he construido esas relaciones y no otras? ¿Qué mecanismos de poder, diría Foucault, interesan a esas relaciones? Me desespero, me sirvo otro vaso de vino, y empiezo a diagramar el plan a seguir: soy yo, el poder soy yo, es a mí a quien interesan esas relaciones, ¡yo mismo me he "construido"! Solucionado el problema finalmente voy a buscar Vigilar y castigar al sector "Filosofía" de la biblioteca. ¿A quién se le ocurre poner El origen de las especies en la parte de filosofía? Maldigo. Lo que menos necesitaba en este momento es acordarme de Darwin; entre yo y el poder de mis genes que fueron seleccionados durante millones de años, tengo las de perder. No sólo soy apenas lo que soy en relación con lo demás, sino que esas relaciones son en función de lo que la selección natural ha dictaminado. Intento tranquilizarme, tapo el vino, y pienso. Esto ya pasó en la historia, al sujeto lo han intentado sacar tantas veces del centro, y siempre de alguna manera volvió a él. ¡Claro, Descartes!... no puedo estar seguro de nada, pero soy yo el que no está seguro, soy yo quien se ha dado cuenta de eso. Respiro aliviado, me sonrío, ja, ¿qué diría Freud si supiera esto?... ¡no!... Freud... x 11:29 p. m. |